Los ejercicios de respiración que Penélope te enseña en este Post te ayudará desde ya a gestionar tus momentos estresantes….
El estrés en el día a día
El estrés se ha convertido en un mal común instalado en la sociedad de hoy en día. Sus consecuencias se reflejan en nuestra salud de muy diversas formas: pérdida de cabello, dolores de cabeza, insomnio, cardiopatías, aumento de peso, sistema inmunológico deficiente, reducción del apetito sexual, etc. son tan sólo algunos de los indicios que experimentamos fruto de este nerviosismo que se ha convertido en un amigo en casa al que no hemos invitado conscientemente.
Es cierto, vivimos marcados por un ritmo alto la mayoría de nosotros, pero tenemos herramientas a nuestra disposición para ralentizarlo a nuestro favor y mejorar nuestra salud. Los ejercicios de respiración nos ayudan a enfocarnos en el aquí y ahora y aliviar las tensiones diarias.
El Mindfulness es una de ellas, y está demostrado científicamente que funciona. Alguno de sus efectos beneficiosos, son: regulación de la presión arterial, refuerzo del sistema inmune, mejora de la memoria, aumento de la capacidad de concentración, incremento de la capacidad de la gestión del dolor, reducción del estrés, entre otros.
Pero ¿Qué es Mindfulness?
Somos máquinas de hacer juicios, hoy dedicamos parte de nuestro día a juzgar lo que pasó ayer y hoy, también estamos preocupados anticipándonos a lo que pueda ocurrir mañana. Y entonces vivimos hoy, con la mente en ayer y en mañana.
El Mindfulness, junto con los ejercicios de respiración, nos invita a vivir en el presente, reduciendo los saltos continuos de nuestra mente al pasado y al futuro.
Es una filosofía de vida, es vivir con atención plena al presente. Es quitar el piloto automático y hacernos conscientes de todas las cosas que hacemos por rutina sin vivirlas al 100% por no prestarles la suficiente atención.
La autoconciencia corporal es la ventana que nos permite asomarnos a este estilo de vida sano. Si aún no habéis tenido ningún contacto con la práctica de Mindfulness o los ejercicios de respiración, os propongo que exploréis una dinámica como primer paso.
Paso 1:
Elige un lugar tranquilo donde practicar los ejercicios de respiración, en el que puedas relajarte y no haya demasiado ruido que te distraiga.
Ponte ropa cómoda y explora en qué postura te sientes mejor. Puedes sentarte en el suelo sobre un cojín con la espalda erguida sin apoyarte en la pared y con las piernas cruzadas como los indios, o bien sentarte en una silla con los pies en paralelo apoyados sobre el suelo y la espalda erguida sin reclinarte en el respaldo. Se trata de que encuentres una postura que te permita estar relajado pero con suficiente tensión para prestar atención al ejercicio y permanecer concentrado.
Paso 2:
Cierra los ojos. Realiza tres respiraciones profundas, inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Cada vez que exhales puedes visualizar cómo las tensiones que sientas en ti van siendo expulsadas de tu cuerpo con el aire que sale por tu boca. Siente como cada respiración te libera un poco más. Revisa tu postura, tienes que estar relajado pero con la espalda recta y sin tensión en los músculos, de la cara, de la espalda, brazos, piernas, manos y pies.
Si necesitas hacer más respiraciones profundas, haz tantas como necesites, hasta que sientas que has liberado tensión del cuerpo.
Paso 3:
Comienza a respirar a tu ritmo, ahora cogiendo y soltando el aire por la nariz. Sólo debes observar cómo tu cuerpo respira solo, no tienes que hacer nada, sólo observar y poner atención en las sensaciones que experimentas, sin intentar modificarlas.
Paso 4:
Ahora pon el foco de tu atención en la zona donde seas capaz de sentir de manera más intensa el aire en cada respiración. Puedes tener sensaciones más reconocibles en la nariz cuando inspiras, o en el pecho cuando el aire atraviesa tus pulmones, o en el abdomen si consigues hacer respiraciones completas y llevar el aire hasta el punto de sentir como se hincha y se deshincha el abdomen cuando respiras.
Paso 5:
La idea es que mantengas la atención centrada en la zona del cuerpo donde más sientas tu respiración durante toda la práctica, si vienen pensamientos que te distraigan, es normal, sólo tienes que darte cuenta y decidir volver a poner el foco de tu atención, con amabilidad, en la respiración de nuevo. Esto es Mindfulness, ser conscientes de qué pensamientos nos secuestran la mente y decidir no prestarles atención en este momento para dedicar unos minutos, única y exclusivamente a estar en contacto con nuestro cuerpo y nuestra mente, con la respiración como protagonista.
Paso 6:
Puedes alargar la práctica durante diez minutos. Y repetirla todos los días.
Si implantas esta rutina, tan sólo diez minutos al día, notarás que poco a poco, tu concentración aumenta, tu sensación de bienestar se incrementa y cada día descubrirás sensaciones nuevas a medida que vas cogiendo práctica.