Desde hace ya algunos años el Coaching se viene utilizando como herramienta para trabajar diversos temas. Establecimiento de objetivos, planes de acción, cambio de hábitos o patrones, etc. También se ha utilizando como complemento a planes de nutrición o como apoyo a una terapia psicológica (siempre recordando que el Coaching no sustituye a la psicología). En este artículo te voy a explicar como he unido el Coaching y la Inteligencia Emocional para trabajar la Gestión del Estrés.
Comencemos por una de las las máximas de la inteligencia emocional: no hay emociones buenas o malas, sino cómodas o incómodas. Lo negativo suele ser lo que hacemos con las emociones que experimentamos. En otras palabras, el comportamiento resultante de esas emociones incómodas como el enfado, la culpa o la tristeza.
Gestión del Estrés e Inteligencia Emocional
El estrés, junto con la depresión, es una de las enfermedades mentales del siglo XXI y, a la vez, una de las patologías más «aceptadas socialmente». Creemos que estar excesivamente estresados no mermará nuestra salud fisica y emocional. Parece que nos hemos acostumbrado a convivir con él, incluso en algunos ámbitos ser una persona estresada significa ser una persona de éxito.
Aunque no todo está perdido. Poco a poco vamos viendo más herramientas que nos ayudan a gestionarlo y más profesionales que hablan de la gestión del estrés sin pudor y tratan de hacer ver a la sociedad las consecuencias que puede llegar a tener vivir al borde del ataque de ansiedad.
Ya hemos dicho que no hay emociones malas o buenas, con el estrés sucede exactamente lo mismo. El estrés por si mismo no es negativo, ya lo hemos visto en el apartado anterior, es un mecanismo de supervivencia y adaptación al medio. Sin embargo, lo que sí puede resultar muy dañino es lo que hacemos con ese estrés o el estrés proveniente de aspectos no reales o ampliado demasiado en el tiempo, lo que suele derivar en algo mucho más grave como es el trastorno de ansiedad.
Coaching y gestión del estrés
A mi despacho han llegado ya varios clientes con problemas de estrés y hemos tenidos que trabajar primero este ámbito para dar lo mejor de si mismos en el planteamiento del plan de acción y posterior puesta en marcha. De diferentes conversaciones acerca del estrés en el día a día puedo resumir que el Coaching ha ayudado a gestionarlo desde distintos puntos:
A través de preguntas introspectivas captamos creencias limitantes acerca de la vida ocupada y preocupada y como algunas de estas creencias impedían que disfrutara del camino hacia sus objetivos. Desde esta perspectiva, el cliente traza un plan de acción para gestionar esas preocupaciones incesantes que interrumpen su día a día.
Planificación y establecimiento de objetivos paso a paso. Como siempre digo, el estrés no aparece por tener muchas cosas que hacer, sino por tener muchas cosas por terminar. A través del Coaching establecemos diferentes etapas y subobjetivos y vamos centrándonos cada vez en una de ellas y hasta que no se acaba una no se empieza la siguiente.
Foco en lo verdaderamente importante. Una de las grandes causas del estrés es que vivimos constantemente con la mirada puesta en varios frentes. Con el Coaching se aprende a clarificar y elegir qué objetivos vas a conseguir, con el foco siempre puesto en ese objetivo y no en diez.
Además, si mezclamos el Coaching con la Inteligencia Emocional podemos aprender técnicas de regulación emocional para trabajar aquellos aspectos que nos desbordan emocionalmente en el ritmo frenético del día a día y que pueden obstaculizar el logro de nuestras metas y mermar nuestra calidad de vida con grandes dosis de estrés.
Estos son algunos de los beneficios que puede aportar la toma de conciencia y el plan de acción en la gestión del estrés y que es conveniente que trabajemos si este fenómeno mental puede obstaculizar el establecimiento y logro de objetivos y planes de acción potentes.
