Hace unos días tuve el placer de facilitar una conferencia acerca de salud y emociones y hoy, en este LUNES TRANSFORMACIONAL te quiero dar algunas de las claves que pude dar allí!

Todos y cada uno de nosotros tenemos un propio concepto de salud, nos cuidamos de alguno u otra manera, atendiendo a diferentes principios y enseñanzas que desde niños nos han inculcado, ya sean nuestros referentes paternos, la sociedad, la escuela, etc. Sin embargo, algo que en casi todos los ámbitos se da en común es que no se tiene en cuenta un tipo de salud a la que en este artículo hago referencia, LA SALUD EMOCIONAL.

Detallemos primero que entendemos por salud según la OMS:

«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades»

Parece que para detallar todos los tipos de salud que nos podemos encontrar y a los que debemos atender para nuestro completo e integral bienestar físico, mental y social este concepto se queda un poco corto, de manera que podemos hablar de:

  • Salud física: dieta equilibrada y ejercicio, mantener en óptimas condiciones nuestro cuerpo, tanto a nivel interno como externo.
  • Salud mental: la forma en la que manejamos nuestra vida, problemas, retos, incertidumbres, etc.

¿Y LA SALUD EMOCIONAL?

Cerveau fort

Un aspecto renegado por nuestra sociedad y hasta hace relativamente poco, incluso por muchos ámbitos de la psicología. No están alejados aquellos días en los que las emociones no se tenían en consideración a la hora de “sanar” la mente, en los ámbitos psicológicos y en las universidades.

Hace escasos años que se viene dando la importancia que se merece a las emociones en nuestra vida, e incluso todavía no tienen el papel que le corresponden en la educación de los más pequeños y mayores. Es por ello, que muchas de las enfermedades, síntomas e incluso curas y mejorías tienen que ver con nuestro estado emocional y no nos damos cuenta.  Nuestras emociones están íntimamente relacionadas con nuestro cuerpo, tanto en lo que se refiere a dolencias físicas como enfermedades, ya sean físicas o psíquicas.

Por ejemplo, las emociones pueden ser las causantes de una de las grandes enfermedades del siglo XXI, el estrés crónico, en definitiva una emoción mal gestionada, no aceptada ni trabajada que se acaba convirtiendo en una enfermedad mental psicológica grave. En el mismo caso estamos ante una depresión acontecida por la deficiente o nula gestión una pérdida, la mala gestión emocional de la tristeza, aquí puedes ver uno de mis artículo dónde hablo de Psicopatología y emociones.

Además, la gestión emocional también pueden influir de manera directa o indirecta en el agravamiento o, al contrario, mejora enfermedades como el cáncer, o similares. No estoy hablando aquí de biodescodificación, sino de la gestión de las emociones que por el transcurso de la enfermedad pueden acontecer y que pueden dificultarnos o facilitarnos el proceso.

Y es que la SALUD EMOCIONAL no es otra cosa que INTELIGENCIA EMOCIONAL, ya he hablado muchas otras veces sobre esta habilidad. Recordemos que la inteligencia emocional supone en términos muy resumidos la aceptación, reconocimiento y gestión de la emoción para acomodarla a tus fines, para conducir tú la emoción en lugar que te conduzca ella a ti. Por tanto, para tener una adecuada salud emocional:

  • En primer lugar y más importante: ACEPTAR la emoción, no existen emociones buenas o malas sino cómodas e incómodas y no es malo sentir una emoción, sea cual sea.
  • En segundo lugar, una vez aceptada, RECONOCERLA Y SABER NOMBRARLA. El problema más frecuente que veo en sesiones es que no saben nombrar las emociones por el escaso vocabulario emocional que tenemos, fruto sin duda de la deficiente e inexistente Educación Emocional.
  • Una vez reconocida y expresada, descubrir SU PARA QUÉ, todas las emociones nos quieren decir algo y un punto muy importante para gestionarlas es descubrir que nos quieren decir, qué necesidad tenemos por cubrir.
  • Otro punto importante es CAPTAR LOS PENSAMIENTOS que devienen a la emoción, las creencias que han hecho que sientas esa emoción y no otra. Además, de técnicas de GESTIÓN EMOCIONAL puntuales como la detección y paralización de pensamientos rumiantes, la distracción, etc.

Estos son sólo algunas de las cosas que puedes hacer para mejorar tu salud emocional y completar de esta manera tu nivel y calidad de vida.

Además, no debemos olvidarnos del sentido del humor y los múltiples beneficios que tiene la risa y la alegría en nuestro organismo, la curación y la prevención de enfermedades, ya sean físicas o psíquicas. Desdramatizar nuestras historias “de terror”, reírnos de los pequeños detalles de la vida y sacar a pasear a nuestro niño interior puede ser mucho más saludable, si lo tomamos a tiempo, que cualquier pastilla, lo cual no quita mérito a los medicamentos correctamente suministrados.

Por todo esto y mucho más, te invito a que comiences a pensar en términos más grandes en lo que respecta a tu salud y comiences este entrenamiento emocional!

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